Las primeras casas cueva de Arguedas (Navarra-Nafarroa) se construyeron a finales del siglo XIX. Varias familias de Arguedas y alrededores se fueron a vivir a “La Peña”, excavaron el monte para construir allí su hogar. En esa misma época se inició la roturación de las Bardenas Reales, hecho que propició el aumento de la población y la consiguiente necesidad de más viviendas. “La Peña” dio cobijo a los arrendatarios y a los más necesitados.
Las 80 familias que vivían en las casas cueva de Arguedas fueron desalojadas en 1965, hace ahora 50 años. Unos se fueron encantados a las viviendas sociales que el general Francisco Franco construyó en el barrio de Venecia, otros no tanto. Las autoridades planeaban dinamitar las casas cueva, pero al final se decantaron por destruir las vías de acceso y tapiar las cuevas, “un tizón de indignidad” según el gobernador de la época.
Ahora, después de 50 años, se están recuperando la historia y las historias de las casas cueva, parte de la historia de Arguedas y los arguedanos. Hay muy poca documentación escrita, por lo que los relatos de aquellos vecinos que vivieron en las cuevas son casi el único testimonio que perdura. Con la excusa del 50 aniversario del desalojo de las casas cueva nos hemos acercado hasta Arguedas, a introducirnos en la máquina del tiempo.
Las casas cueva de Arguedas son muy peculiares: los techos son totalmente planos, y no cóncavos. “La Peña”, igual que el paisaje de las Bardenas Reales, es una peña arenosa donde cada cierta altura aparece una veta de piedra o arena compactada. Se aprovecharon dichas vetas para hacer el techo de las cuevas, por lo que todas las casas cueva están en la misma altura y en dos plantas. Alguna de las casas incluso tiene dos plantas.
Las casas cueva de Arguedas se conocían por el apellido o mote de la familia y se dividían por barrios, barrios marcados por la orografía del lugar. Cada familia tenía derecho a tener una cueva y se heredaban de padres a hijos. La casa se agrandaba según las necesidades de cada familia, normalmente, según nacían los hijos.
La mayoría de los que vivían en las cuevas eran jornaleros y se ganaban la vida trabajando en el campo. Las cuadras estaban en casa, dentro de la casa en algunos casos. El cerdo era primordial, ya que ofrecía comida para todo el año y los jamones se vendían a buen precio. En una de las cuevas, en “Casa Vallejo”, incluso se ha encontrado un pisadero de uva.
Las casas cueva de Arguedas no tenían agua ni baño, y electricidad justo-justo: un bombilla por casa. Estando construidas dentro de la peña, los habitáculos interiores también tenían pequeñas ventanas para aprovechar al máximo la luz natural y no existían puertas de paso, utilizaban cortinas. Almacenaban el agua en la despensa y las tinajas eran fundamentales. Eso sí, no tenían problemas para mantenerla fresca: las cuevas permanecían casi a la misma temperatura, a unos 18Cº, durante todo el año.
Las casas cueva de Arguedas aguardan mucha historia e historias que merecen ser recordadas, vidas y recuerdos que se hubiesen perdido destruyendo las cuevas, “un tizón de indignidad” según el gobernador de la época. ¡Nuestra más sincera enhorabuena a todos los arguedanos por intentar recuperar y proteger parte de su historia!