Cada 13 de julio, gente de ambos lados de la frontera se reúne en la Pierre-de-Saint-Martin para renovar el Tributo de la Tres Vacas, el tributo más antiguo de Europa. Dicho impuesto se puso en marcha en el siglo XIV, en 1375. Se trata de un tributo que los biarneses y suletinos deben pagar por dejar pastar a su ganado en los campos del valle de Roncal-Erronkari.
Es el veterinario de Isaba-Izaba (Navarra-Nafarroa) quien elige las tres mejores reses; reses que deben tener similar pelaje, dentaje y cornaje. Antes de entregar a los animales, representates de ambos lados de la frontera renuevan el compromiso de paz de forma simbólica. Colocan las manos unos encima de otros y repiten "pax avant, pax avant, pax avant" al unísono. Tras el nombramiento de los guardas que vigilarán y cuidarán de los puertos faceros, se celebra una animada comida popular.
No se conocen el origen y las razones de la ceremonia del Tributo de las Tres Vacas, pero según se dice, puede tratarse de un acto que data del año 125 A.C. Durante siglos, se pagó el impuesto religiosamente, pero por causas que se desconocen, la ceremonia dejó de celebrarse en el siglo XIV. Por ello, se sucedieron diversos enfrentamientos que terminaron con numerosos muertos y heridos.
Fueron estas contingencias el germen de la sentencia arbitral que desde 1375 se ha celebrado sin interrupción. Desde entonces, cada año, puntuales, ambos valles renuevan su voto que se ha convertido en fiesta de hermandad. Hoy en día, olvidadas las trifulcas de siglos pasados, el Tributo de las Tres Vacas se celebra en total armonía y en ambiente festivo.
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